6.6.12

ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor


Fil 2:12  Por tanto,  amados míos,  como siempre habéis obedecido,  no como en mi presencia solamente,  sino mucho más ahora en mi ausencia,  ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,
Fil 2:13  porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer,  por su buena voluntad.
Fil 2:14  Haced todo sin murmuraciones y contiendas,
Fil 2:15  para que seáis irreprensibles y sencillos,  hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa,  en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;
Fil 2:16  asidos de la palabra de vida,  para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano,  ni en vano he trabajado.
Fil 2:17  Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe,  me gozo y regocijo con todos vosotros.
Fil 2:18  Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo.


Debemos ser diligentes en el uso de todos los medios que llevan a nuestra salvación perseverando en ellos hasta el fin, con mucho cuidado no sea que con todas nuestras ventajas no lleguemos. Ocupaos en vuestra salvación, porque es Dios quien obra en vosotros. Esto nos anima a hacer lo más que podamos porque nuestro trabajo no será en vano; aún debemos depender de la gracia de Dios. La obra de la gracia de Dios en nosotros es vivificar y comprometer nuestros esfuerzos. La buena voluntad de Dios para nosotros es la causa de su buena obra en nosotros.

Cumplid vuestro deber sin murmuraciones. Cumplidlo y no le atribuyáis defectos. Preocupaos de vuestro trabajo y no lo hagáis motivo de contienda. Sed apacibles: no déis ocasión justa de ofensa. Los hijos de Dios deben distinguirse de los hijos de los hombres. Mientras más perversos sean los otros, mas cuidadosos debemos ser nosotros para mantenernos sin culpa e inocentes. La doctrina y el ejemplo coherente de los creyentes iluminará a otros y dirigirá su camino a Cristo y a la piedad, así como la luz del faro advierte a los marinos que eviten los escollos y dirige su rumbo al puerto. Tratemos de brillar así.

El evangelio es la palabra de vida, nos da a conocer la vida eterna por medio de Jesucristo. Correr connota fervor y vigor, seguir continuamente hacia delante; esfuerzo, connota constancia y aplicación estrecha.
La voluntad de Dios es que los creyentes estén con mucho regocijo; y los que estén tan felices por tener buenos ministros, tienen mucha razón para regocijarse con ellos.

alumbrando los ojos de vuestro entendimiento


Efe 1:15  Por esta causa también yo,  habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús,  y de vuestro amor para con todos los santos,
Efe 1:16  no ceso de dar gracias por vosotros,  haciendo memoria de vosotros en mis oraciones,
Efe 1:17  para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo,  el Padre de gloria,  os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él,
Efe 1:18  alumbrando los ojos de vuestro entendimiento,  para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado,  y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
Efe 1:19  y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos,  según la operación del poder de su fuerza,
Efe 1:20  la cual operó en Cristo,  resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,
Efe 1:21  sobre todo principado y autoridad y poder y señorío,  y sobre todo nombre que se nombra,  no sólo en este siglo,  sino también en el venidero;
Efe 1:22  y sometió todas las cosas bajo sus pies,  y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,
Efe 1:23  la cual es su cuerpo,  la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

Dios ha puesto bendiciones espirituales en su Hijo el Señor Jesús; pero nos pide que las busquemos y las obtengamos por la oración. Aun los mejores cristianos necesitan que se ore por ellos; y mientras sepamos del bienestar de los amigos cristianos debemos orar por ellos.

Hasta los creyentes verdaderos tienen gran necesidad de sabiduría celestial. ¿Acaso aun los mejores de nosotros somos renuentes a uncirnos al yugo de Dios aunque no hay otro modo de hallar reposo para el alma? ¿Acaso no nos alejamos de nuestra paz por un poco de placer? Si discutiéramos menos y oráramos más con y por unos y otros, diariamente veríamos más y más cuál es la esperanza de nuestra vocación, y las riquezas de la gloria divina en esta herencia. Deseable es sentir el fuerte poder de la gracia divina que empieza y ejecuta la obra de la fe en nuestras almas. Pero cuesta mucho llevar a un alma a creer plenamente en Cristo y aventurarse toda ella y su esperanza de vida eterna en su justicia. Nada menos que el poder omnipotente obrará esto en nosotros.

Aquí se significa que es Cristo el Salvador quien suple todas las necesidades de los que confían en Él, y les da todas las bendiciones en la más rica abundancia. Siendo partícipes en Cristo mismo llegamos a ser llenos con la plenitud de la gracia y la gloria en Él. Entonces, ¡cómo pueden olvidarse a sí mismos esos que andan buscando la justicia fuera de Él! Esto nos enseña a ir a Cristo. Si supiéramos a qué estamos llamados, qué podemos hallar en Él, con toda seguridad que iríamos y seríamos parte de Él. 

Cuando sentimos nuestra debilidad y el poder de nuestros enemigos, es cuando más notamos la grandeza de ese poder que efectúa la conversión del creyente y que está dedicado a perfeccionar su salvación. Ciertamente esto nos constreñirá por amor para vivir para la gloria de nuestro Redentor.

firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres


Gal 5:1  Estad,  pues,  firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres,  y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
Gal 5:2  He aquí,  yo Pablo os digo que si os circuncidáis,  de nada os aprovechará Cristo.
Gal 5:3  Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida,  que está obligado a guardar toda la ley.
Gal 5:4  De Cristo os desligasteis,  los que por la ley os justificáis;  de la gracia habéis caído.
Gal 5:5  Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;
Gal 5:6  porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo,  ni la incircuncisión,  sino la fe que obra por el amor.

Cristo no será el Salvador de nadie que no lo reciba y confíe en Él como su único Salvador. Prestemos oído a las advertencias y las exhortaciones del apóstol a estar firmes en la doctrina y la libertad del evangelio. Todos los cristianos verdaderos que son enseñados por el Espíritu Santo, esperan la vida eterna, la recompensa de la justicia, y el objeto de su esperanza, como dádiva de Dios por fe en Cristo; y no por amor de sus propias obras.

El convertido judío puede observar las ceremonias o afirmar su libertad, el gentil puede desecharlas o participar en ellas, siempre y cuando no dependa de ellas. Ningún privilegio o profesión externo servirá para ser aceptos de Dios sin la fe sincera en nuestro Señor Jesús. La fe verdadera es una gracia activa; obra por amor a Dios y a nuestros hermanos. Que estemos en el número de aquellos que, por el Espíritu, aguardan la esperanza de justicia por la fe.

El peligro de antes no estaba en cosas sin importancia en sí, como ahora son muchas formas y observancias. Pero sin la fe que obra por el amor, todo lo demás carece de valor, y comparado con ello las otras cosas son de escaso valor.

todas las promesas de Dios son en él Sí


2Co 1:15  Con esta confianza quise ir primero a vosotros,  para que tuvieseis una segunda gracia,
2Co 1:16  y por vosotros pasar a Macedonia,  y desde Macedonia venir otra vez a vosotros,  y ser encaminado por vosotros a Judea.
2Co 1:17  Así que,  al proponerme esto,  ¿usé quizá de ligereza?  ¿O lo que pienso hacer,  lo pienso según la carne,  para que haya en mí Sí y No?
2Co 1:18  Mas,  como Dios es fiel,  nuestra palabra a vosotros no es Sí y No.
2Co 1:19  Porque el Hijo de Dios,  Jesucristo,  que entre vosotros ha sido predicado por nosotros,  por mí,  Silvano y Timoteo,  no ha sido Sí y No;  mas ha sido Sí en él;
2Co 1:20  porque todas las promesas de Dios son en él Sí,  y en él Amén,  por medio de nosotros,  para la gloria de Dios.
2Co 1:21  Y el que nos confirma con vosotros en Cristo,  y el que nos ungió,  es Dios,
2Co 1:22  el cual también nos ha sellado,  y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones.
2Co 1:23  Mas yo invoco a Dios por testigo sobre mi alma,  que por ser indulgente con vosotros no he pasado todavía a Corinto.
2Co 1:24  No que nos enseñoreemos de vuestra fe,  sino que colaboramos para vuestro gozo;  porque por la fe estáis firmes.

El apóstol se defiende del cargo de liviandad e inconstancia al no ir a Corinto. Los hombres buenos deben tener cuidado de mantener su reputación de sinceridad y constancia; ellos no deben resolver, sino basados en la reflexión cuidadosa; y ellos no cambiarán a menos que haya razones de peso.

Nada puede volver más ciertas las promesas de Dios: que sean dadas por medio de Cristo nos asegura que son sus promesas; como las maravillas que Dios obró en la vida, la resurrección, y la ascensión de Su Hijo, confirman la fe. El Espíritu Santo afirma a los cristianos en la fe del evangelio: el despertar del Espíritu es una primicia de la vida eterna: los consuelos del Espíritu son una primicia del gozo eterno.

El apóstol deseaba ahorrarse la culpa que se temía sería inevitable si hubiera ido a Corinto antes de saber qué efecto produjo su carta anterior. Nuestra fuerza y habilidad se deben a la fe; y nuestro consuelo y gozo deben fluir de la fe. Los temperamentos santos y los frutos de la gracia que asisten a la fe, aseguran contra el engaño en una materia tan importante.

los injustos no heredarán el reino de Dios


1Co 6:9  ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios?  No erréis;  ni los fornicarios,  ni los idólatras,  ni los adúlteros,  ni los afeminados,  ni los que se echan con varones,
1Co 6:10  ni los ladrones,  ni los avaros,  ni los borrachos,  ni los maldicientes,  ni los estafadores,  heredarán el reino de Dios.
1Co 6:11  Y esto erais algunos;  mas ya habéis sido lavados,  ya habéis sido santificados,  ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús,  y por el Espíritu de nuestro Dios.

Se advierte a los corintios de muchos males grandes, de los cuales habían sido culpables anteriormente. Hay mucha fuerza en estas preguntas cuando consideramos que se dirigen a un pueblo envanecido con la ilusión de ser superior a los demás en sabiduría y conocimiento. Toda injusticia es pecado; todo pecado reinante, sí, todo pecado actual, cometido con intención, y del cual no se ha arrepentido, excluye del reino del cielo.

No os engañéis. Los hombres se inclinan mucho a halagarse a sí mismos con que pueden vivir en pecado, pero morir en Cristo e irse al cielo. Sin embargo, no podemos esperar que sembrando en la carne cosechemos vida eterna.

Se les recuerda el cambio hecho en ellos por el evangelio y la gracia de Dios. La sangre de Cristo y el lavamiento de la regeneración pueden quitar toda culpa. Nuestra justificación se debe a los sufrimientos y los méritos de Cristo; nuestra santificación a la obra del Espíritu Santo, pero ambas van juntas.

Todos los que son hechos justos a ojos de Dios, son hechos santos por la gracia de Dios.

consideraos muertos al pecado


Rom 6:11  Así también vosotros consideraos muertos al pecado,  pero vivos para Dios en Cristo Jesús,  Señor nuestro.
Rom 6:12  No reine,  pues,  el pecado en vuestro cuerpo mortal,  de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias;
Rom 6:13  ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad,  sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos,  y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
Rom 6:14  Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros;  pues no estáis bajo la ley,  sino bajo la gracia.
Rom 6:15  ¿Qué,  pues?  ¿Pecaremos,  porque no estamos bajo la ley,  sino bajo la gracia?  En ninguna manera.

Aquí se estipulan los motivos más fuertes contra el pecado, y para poner en vigencia la obediencia. Siendo liberado del reinado del pecado, hecho vivo para Dios, y teniendo la perspectiva de la vida eterna, corresponde a los creyentes interesarse mucho por hacer progresos a ella, pero como las lujurias impías no han sido totalmente desarraigadas en esta vida, la preocupación del cristiano debe ser la de resistir sus indicaciones, luchando con fervor para que, por medio de la gracia divina, no prevalezcan en este estado mortal. Aliente al cristiano verdadero el pensamiento de que este estado pronto terminará, en cuanto a la seducción de las lujurias que, tan a menudo, le dejan confundido y le inquietan.

Presentemos todos nuestros poderes como armas o instrumentos a Dios, listos para la guerra y para la obra de justicia a su servicio.

Hay poder para nosotros en el pacto de gracia. El pecado no tendrá dominio. Las promesas de Dios para nosotros son más poderosas y eficaces para mortificar el pecado que nuestras promesas a Dios. El pecado puede luchar en un creyente real y crearle una gran cantidad de trastornos, pero no le dominará; puede que lo angustie, pero no lo dominará. ¿Alguno se aprovecha de esta doctrina estimulante para permitirse la práctica de cualquier pecado? Lejos estén pensamientos tan abominables, tan contrarios a las perfecciones de Dios, y al designio de su evangelio, tan opuestos al ser sometido a la gracia.

¿Qué motivo más fuerte contra el pecado que el amor de Cristo? ¿Pecaremos contra tanta bondad y contra una gracia semejante?

serán reunidas delante de él todas las naciones


Mat 25:31  Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria,  y todos los santos ángeles con él,  entonces se sentará en su trono de gloria,
Mat 25:32  y serán reunidas delante de él todas las naciones;  y apartarálos unos de los otros,  como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
Mat 25:33  Y pondrá las ovejas a su derecha,  y los cabritos a su izquierda.
Mat 25:34  Entonces el Rey dirá a los de su derecha:  Venid,  benditos de mi Padre,  heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Mat 25:35  Porque tuve hambre,  y me disteis de comer;  tuve sed,  y me disteis de beber;  fui forastero,  y me recogisteis;
Mat 25:36  estuve desnudo,  y me cubristeis;  enfermo,  y me visitasteis;  en la cárcel,  y vinisteis a mí.
Mat 25:37  Entonces los justos le responderán diciendo:  Señor,  ¿cuándo te vimos hambriento,  y te sustentamos,  o sediento,  y te dimos de beber?
Mat 25:38   ¿Y cuándo te vimos forastero,  y te recogimos,  o desnudo,  y te cubrimos?
Mat 25:39   ¿O cuándo te vimos enfermo,  o en la cárcel,  y vinimos a ti?
Mat 25:40  Y respondiendo el Rey,  les dirá:  De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños,  a mí lo hicisteis.
Mat 25:41  Entonces dirá también a los de la izquierda:  Apartaos de mí,  malditos,  al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
Mat 25:42  Porque tuve hambre,  y no me disteis de comer;  tuve sed,  y no me disteis de beber;
Mat 25:43  fui forastero,  y no me recogisteis;  estuve desnudo,  y no me cubristeis;  enfermo,  y en la cárcel,  y no me visitasteis.
Mat 25:44  Entonces también ellos le responderán diciendo:  Señor,  ¿cuándo te vimos hambriento,  sediento,  forastero,  desnudo,  enfermo,  o en la cárcel,  y no te servimos?
Mat 25:45  Entonces les responderá diciendo:  De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños,  tampoco a mí lo hicisteis.
Mat 25:46  E irán éstos al castigo eterno,  y los justos a la vida eterna.

Esta es una descripción del juicio final. Es una explicación de las parábolas anteriores. Hay un juicio venidero en que cada hombre será sentenciado a un estado de dicha o miseria eterna. Cristo vendrá, no sólo en la gloria de su Padre sino en su propia gloria, como Mediador. El impío y el santo habitan aquí juntos en las mismas ciudades, iglesias, familias y no siempre son diferenciados unos de otros; tales son las debilidades de los santos, tales las hipocresías de los pecadores; y la muerte se los lleva a ambos: pero en ese día serán separados para siempre. Jesucristo es el gran Pastor; Él distinguirá dentro de poco tiempo entre los que son suyos y los que no. Todas las demás distinciones serán eliminadas; pero la mayor entre santos y pecadores, santos e impíos, permanecerá para siempre.

La dicha que poseerán los santos es muy grande. Es un reino ; la posesión más valiosa en la tierra; pero esto no es sino un pálido parecido del estado bienaventurado de los santos en el cielo. Es un reino preparado. El Padre lo proveyó para ellos en la grandeza de su sabiduría y poder; el Hijo lo compró para ellos; y el Espíritu bendito, al prepararlos a ellos para el reino, está preparándolo para ellos. Está preparado para ellos: en todos los aspectos está adaptado a la nueva naturaleza del alma santificada. Está preparado desde la fundación del mundo. Esta felicidad es para los santos, y ellos para ella, desde toda la eternidad. Vendrán y la heredarán. Lo que heredamos no lo logramos por nosotros mismos. Es Dios que hace los herederos del cielo.

No tenemos que suponer que actos de generosidad dan derecho a la dicha eterna. Las buenas obras hechas por amor a Dios, por medio de Jesucristo, se comentan aquí como marcas del carácter de los creyentes hechos santos por el Espíritu de Cristo, y como los efectos de la gracia concedida a los que las hacen.

El impío en este mundo fue llamado con frecuencia a ir a Cristo en busca de vida y reposo, pero rechazaron sus llamados; y justamente son los que prefirieron alejarse de Cristo quienes no irán a Él. Los pecadores condenados ofrecerán disculpas vanas. El castigo del impío será un castigo eterno; su estado no puede ser cambiado.

Así, la vida y la muerte, el bien y el mal, la bendición y la maldición, están puestas ante nosotros para que podamos escoger nuestro camino, y como nuestro camino, así será nuestro fin.

Si alguno quiere venir en pos de mí


Mateo 16:24-28  Entonces Jesús dijo a sus discípulos:  Si alguno quiere venir en pos de mí,  niéguese a sí mismo,  y tome su cruz,  y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida,  la perderá;  y todo el que pierda su vida por causa de mí,  la hallará. Porque  ¿qué aprovechará al hombre,  si ganare todo el mundo,  y perdiere su alma?  ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles,  y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí,  que no gustarán la muerte,  hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

Un verdadero discípulo de Cristo es aquel que lo sigue en el deber y lo seguirá a la gloria. Es uno que anda en el mismo camino que anduvo Cristo, guiado por su Espíritu, y va en sus pasos, dondequiera que vaya. —“Niéguese a sí mismo”. Si negarse a sí mismo es lección dura, no es más de lo que aprendió y practicó nuestro Maestro, para redimirnos y enseñarnos. “Tome su cruz”. Aquí se pone cruz por todo problema que nos sobrevenga. Somos buenos para pensar que podemos llevar mejor la cruz ajena que la propia; pero mejor es lo que nos está asignado, y debemos hacer lo mejor de ello. No debemos, por nuestra precipitación y necedad, acarrearnos cruces a nuestras cabezas, sino tomarlas cuando estén en nuestro camino.

Si un hombre tiene el nombre y crédito de un discípulo, siga a Cristo en la obra y el deber del discípulo. Si todas las cosas del mundo nada valen cuando se comparan con la vida del cuerpo, ¡qué fuerte el mismo argumento acerca del alma y su estado de dicha o miseria eterna! Miles pierden sus almas por la ganancia más frívola o la indulgencia más indigna, sí, a menudo por solo pereza o negligencia. Cualquiera sea el objeto por el cual los hombres dejan a Cristo, ese es el precio con que Satanás compra sus almas. Pero un alma es más valiosa que todo el mundo.

Este es el juicio de Cristo para la materia; conocía el precio de las almas, porque las rescató; ni hubiera subvalorado al mundo, porque lo hizo. El transgresor moribundo no puede comprar una hora de alivio para buscar misericordia para su alma que perece. Entonces, aprendamos justamente a valorar nuestra alma, y a Cristo como el único Salvador de ellas.

angosto el camino que lleva a la vida


Mateo 7:12-14  Así que,  todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros,  así también haced vosotros con ellos;  porque esto es la ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha;  porque ancha es la puerta,  y espacioso el camino que lleva a la perdición,  y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta,  y angosto el camino que lleva a la vida,  y pocos son los que la hallan.

Cristo vino a enseñarnos, no sólo lo que tenemos que saber y creer, sino lo que tenemos que hacer; no sólo para con Dios, sino para con los hombres; no sólo para con los que son de nuestro partido y denominación, sino para con los hombres en general, con todos aquellos que nos relacionemos. Debemos hacer a nuestro prójimo lo que nosotros mismos reconocemos que es bueno y razonable. En nuestros tratos con los hombres debemos ponernos en el mismo caso y en las circunstancias que aquellos con quienes nos relacionamos, y actuar en conformidad con ello.

No hay sino dos caminos: el correcto y el errado, el bueno y el malo; el camino al cielo y el camino al infierno; todos vamos caminando por uno u otro: no hay un lugar intermedio en el más allá; no hay un camino neutro. Todos los hijos de los hombres somos santos o pecadores, buenos o malos.

Fijaos en que el camino del pecado y de los pecadores que la puerta es ancha y está abierta. Podéis entrar por esta puerta con todas las lujurias que la rodean; no frena apetitos ni pasiones. Es un camino ancho; hay muchas sendas en este; hay opciones de caminos pecaminosos. Hay multitudes en este camino. Pero, ¿qué provecho hay en estar dispuesto a irse al infierno con los demás, porque ellos no irán al cielo con nosotros? El camino a la vida eterna es angosto. No estamos en el cielo tan pronto como pasamos por la puerta angosta. Hay que negar el yo, mantener el cuerpo bajo control, y mortificar las corrupciones.

Hay que resistir las tentaciones diarias; hay que cumplir los deberes. Debemos velar en todas las cosas y andar con cuidado; y tenemos que pasar por mucha tribulación. No obstante, este camino nos invita a todos; lleva a la vida; al consuelo presente en el favor de Dios, que es la vida del alma; a la bendición eterna, cuya esperanza al final de nuestro camino debe facilitarnos todas las dificultades del camino. Esta simple declaración de Cristo ha sido descartada por muchos que se han dado el trabajo de hacerla desparecer con explicaciones pero, en todas la épocas el discípulo verdadero de Cristo ha sido mirado como una personalidad singular, que no está de moda; y todos los que se pusieron del lado de la gran mayoría, se han ido por el camino ancho a la destrucción. Si servimos a Dios, debemos ser firmes en nuestra religión.

¿Podemos oír a menudo sobre la puerta estrecha y el camino angosto y que son pocos los que los hallan, sin dolernos por nosotros mismos o sin considerar si entramos al camino angosto y cuál es el avance que estamos haciendo ahí?

3.6.12

la mies es mucha


Mateo 9:37-8  Entonces dijo a sus discípulos:  A la verdad la mies es mucha,  mas los obreros pocos. Rogad,  pues,  al Señor de la mies,  que envíe obreros a su mies.

Jesús visitó no sólo las ciudades grandes y ricas, sino las aldeas pobres y oscuras, y allí predicó, y sanó. Las almas de los más viles del mundo son tan preciosas para Cristo, y deben serlo para nosotros, como las almas de los que más figuren. Había sacerdotes, levitas, y escribas en toda la tierra; pero eran pastores de ídolos, Zacarías xi, 17; por tanto, Cristo tuvo compasión del pueblo como ovejas desamparadas y dispersas, como hombres que perecen por falta de conocimiento. A la fecha hay multitudes enormes que son como ovejas sin pastor, y debemos tener compasión y hacer todo lo que podamos para ayudarles.

Las multitudes deseosas de instrucción espiritual formaban una cosecha abundante que necesitaba muchos obreros activos; pero pocos merecían ese carácter. Cristo es el Señor de la mies. Oremos que muchos sean levantados y enviados a trabajar para llevar almas a Cristo. Es señal de que Dios está por conceder alguna misericordia especial a un pueblo cuando los invita a orar por ello.

Las misiones encomendadas a los obreros como respuesta a la oración, son las que más probablemente tengan éxito.

los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas


Isaías 40:29-31 El da esfuerzo al cansado,  y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan,  los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;  levantarán alas como las águilas;  correrán,  y no se cansarán;  caminarán,  y no se fatigarán.

El pueblo de Dios es reprobado por su descreimiento y desconfianza en Dios. Recuerden que tomaron los nombres de Jacob e Israel de uno que Dios halló fiel a Él en todas sus aflicciones. Llevan ese nombre como su pueblo del pacto. Muchos afanes necios y temores necios se desvanecen antes de inquirir las causas. Malo es tener malos pensamientos que surgen en nuestra mente, pero peor es convertirlos en palabras malas. Lo que ellos conocieron y oyeron era suficiente para silenciar todos sus temores y desconfianzas.

Donde Dios ha empezado la obra de gracia, la perfeccionará. Él ayuda a los que, en humilde dependencia de Él, se ayudan a sí mismos. Su fuerza será según el día. En el poder de la gracia divina nuestras almas ascenderán por sobre el mundo. Correrán alegremente por el camino de los mandamientos de Dios.

Velemos contra el descreimiento, el orgullo y la confianza en uno mismo. Si vamos adelante por nuestra propia fuerza, desmayaremos y caeremos totalmente; pero teniendo nuestros corazones y esperanzas en el cielo, seremos llevados por sobre todas las dificultades y seremos dotados para echar mano del premio de nuestra alta vocación en Cristo Jesús.

Todas las cosas son posibles para Dios



Mar 10:23-31  Entonces Jesús,  mirando alrededor,  dijo a sus discípulos:  ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos se asombraron de sus palabras;  pero Jesús,  respondiendo,  volvió a decirles:  Hijos,  ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios,  a los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja,  que entrar un rico en el reino de Dios. Ellos se asombraban aun más,  diciendo entre sí:  ¿Quién,  pues,  podrá ser salvo? Entonces Jesús,  mirándolos,  dijo:  Para los hombres es imposible,  mas para Dios,  no;  porque todas las cosas son posibles para Dios. Entonces Pedro comenzó a decirle:  He aquí,  nosotros lo hemos dejado todo,  y te hemos seguido. Respondió Jesús y dijo:  De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa,  o hermanos,  o hermanas,  o padre,  o madre,  o mujer,  o hijos,  o tierras,  por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo;  casas,  hermanos,  hermanas,  madres,  hijos,  y tierras,  con persecuciones;  y en el siglo venidero la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros,  y los postreros,  primeros.

Cristo aprovecha esta ocasión para hablar a sus discípulos sobre la dificultad de la salvación de quienes tienen abundancia en este mundo. Los que así buscan ansiosamente la riqueza del mundo, nunca valorarán en justicia a Cristo y su gracia. Además habla de la grandeza de la salvación de los que tienen poco de este mundo y lo dejan por Cristo. La prueba más grande de la constancia de un hombre bueno se produce cuando el amor a Jesús le pide que renuncie al amor a los amigos y a los familiares.

Aunque vencedores por Cristo, aun deben esperar sufrir por Él hasta que lleguen al cielo. Aprendamos a contentarnos en una situación mala y a estar alertas contra el amor a las riquezas en una situación buena.

Oremos para ser capaces de dejarlo todo si fuere necesario por el servicio de Cristo, y para usar en su servicio todo lo que se nos permita retener.

buscad primeramente el reino de Dios


Mateo 6:25-34  Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida,  qué habéis de comer o qué habéis de beber;  ni por vuestro cuerpo,  qué habéis de vestir.  ¿No es la vida más que el alimento,  y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran,  ni siegan,  ni recogen en graneros;  y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá,  por mucho que se afane,  añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?  Considerad los lirios del campo,  cómo crecen:  no trabajan ni hilan; pero os digo,  que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es,  y mañana se echa en el horno,  Dios la viste así,  ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis,  pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos,  o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas;  pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,  y todas estas cosas os serán añadidas. Así que,  no os afanéis por el día de mañana,  porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Escasamente haya otro pecado contra el cual advierta más nuestro Señor Jesús a sus discípulos que las preocupaciones inquietantes, distractoras y desconfiadas por las cosas de esta vida. A menudo esto entrampa al pobre tanto como el amor a la riqueza al rico. Pero hay una despreocupación por las cosas temporales que es deber, aunque no debemos llevar a un extremo estas preocupaciones lícitas.

No os afanéis por vuestra vida. Ni por la extensión de ella, sino referidla a Dios para que la alargue o acorte según le plazca; nuestros tiempos están en su mano y están en buena mano. Ni por las comodidades de esta vida; dejad que Dios la amargue o endulce según le plazca. Dios ha prometido la comida y el vestido, por tanto podemos esperarlos.

No penséis en el mañana, en el tiempo venidero. No os afanéis por el futuro, cómo viviréis el año que viene, o cuando estéis viejos, o qué dejaréis detrás de vosotros. Como no debemos jactarnos del mañana, así tampoco debemos preocuparnos por el mañana o sus acontecimientos. Dios nos ha dado vida y nos ha dado el cuerpo. ¿Y qué no puede hacer por nosotros el que hizo eso? Si nos preocupamos de nuestras almas y de la eternidad, que son más que el cuerpo y esta vida, podemos dejarle en manos de Dios que nos provea comida y vestido, que son lo menos.

Mejorad esto como exhortación a confiar en Dios. Debemos reconciliarnos con nuestro patrimonio en el mundo como lo hacemos con nuestra estatura. No podemos alterar las disposiciones de la providencia, por tanto debemos someternos y resignarnos a ellas. El cuidado considerado por nuestras almas es la mejor cura de la consideración cuidada por el mundo. Buscad primero el reino de Dios y haced de la religión vuestra ocupación: no digáis que este es el modo de hambrearte; no es la manera de estar bien provisto, aun en este mundo.

La conclusión de todo el asunto es que es la voluntad y el mandamiento del Señor Jesús, que por las oraciones diarias podamos obtener fuerza para sostenernos bajo nuestros problemas cotidianos, y armarnos contra las tentaciones que los acompañan y no dejar que ninguna de esas cosas nos conmuevan.

Bienaventurados los que toman al Señor como su Dios, y dan plena prueba de ellos confiándose totalmente a su sabia disposición. Que tu Espíritu nos dé convicción de pecado en la necesidad de esta disposición y quite lo mundano de nuestros corazones.

yo estaré contigo


Isaías 43:2  Cuando pases por las aguas,  yo estaré contigo;  y si por los ríos,  no te anegarán.  Cuando pases por el fuego,  no te quemarás,  ni la llama arderá en ti.

El favor y la buena voluntad de Dios hacia su pueblo hablan abundante consuelo a todos los creyentes. La nueva criatura, doquiera esté, es hechura de Dios. A todos los redimidos con la sangre de su Hijo, los ha apartado para sí. Los que tienen a Dios para sí, no tienen que temer quién o qué pueda estar contra ellos.

¿Qué son Egipto y Etiopía, todas sus vidas y tesoros, en comparación con la sangre de Cristo? Los creyentes verdaderos son preciosos a ojos de Dios; su complacencia está en ellos por sobre cualquier persona. Aunque pasen por agua y fuego, mientras tengan con ellos a Dios, no tienen que temer mal alguno; serán levantados y sacados.

Los fieles son animados. Se reunirían de todo lugar. Con este agradable objetivo a la vista, el profeta los vuelve a disuadir de los ansiosos temores.